martes, 2 de junio de 2009

Debilidad de escribir que otro escribir provoca y alimenta

Leonor Silvestri. 2004. leonorsilvestri@yahoo.com

Comencemos comparando dos frases :
1) Garchamos de parado y su culo sacaba chispas contra la pared.
2) Hicimos el amor de pie y su trasero lanzaba flamas contra el muro.

¿Cuál diría usted que es la versión “berreta”? ¿Cuál diría usted que imita un original en una lengua que realmente no habla nadie?
Si eligió la opción 1 como la versión “mala”, usted cree que las traducciones no son originales, y que la traducción puede ser una ciencia que aspira a la verdad y a calcar un texto en otra lengua.
Si eligió 2 como la versión menos satisfactoria, entonces usted estará de acuerdo cuando afirmamos que cada lengua es una visión del mundo y los hablantes o son rehenes de las lenguas que hablan y las padecen o son captores y las someten. Cada traducción es un nuevo/viejo original que implica una transformación del original si quiere ser literatura además de “traducción”, según se la entiende comúnmente. La riqueza de la traducción está en la distancia que la separa del original, sólo así y no como copia, podrá apreciarse el texto traducido y tendrá algún sentido leerlo. Pero para tales efectos el traductor deberá ser escritor de SU lengua y convertir su traducción en una intervención literaria en el campo intelectual en el que la produce. La traducción insatisfactoria es la que cree en su práctica como una técnica y no como el punto de partida para la reflexión filosófica, literaria, lingüística, sociológica et cetera. La traducción insatisfactoria apunta a borrar el acto mismo del borramiento que implica la traducción y así hacer desaparece al traductor/escritor, escritor en segundo grado o meta escritor, como deberíamos llamar tanto a traductores como escritores puesto que nadie parte del grado cero de la escritura, en pos de fingir ser la copia fiel del “original” a la que aspira. Soy de la idea de que una traducción debería hacer valer el nombre de su segundo escritor al lado y en pie de igualdad (que no es lo mismo que identidad) con el autor. O ¿acaso es lo mismo leer Memorias de Adriano traducido por Cortázar que por un docente de francés de instituto privado de lenguas?

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