sábado, 25 de abril de 2009

Semonides 8- El catalogo de las mujeres

Un dios creó la mente de la mujer de manera divergente desde el principio. A una la creó a partir de una cerda de crines largas para quien todas las cosas de la casa yacen manchadas con suciedad desordenadamente y ruedan por el piso. Ella misma sucia con vestidos sucios engorda sentada en medio de la mugre.

Una divinidad hizo a la otra a partir de una astuta zorra, mujer conocedora de todas las cosas. Nada de lo malo ni de lo bueno estaba oculto para ella. Pues a menudo dice que algo es malo, y a veces le dice bueno. Posee a veces una forma de ser otras veces otra forma.

La tercera la creó a partir de una perra , mala , igual a la madre, la que quiere escuchar todo y saber todo, y mirando a todas partes y dando vueltas ladra aunque no la vea nadie. Y el marido no podría detenerla ni, si encolerizado, le bajara los dientes, ni, si le hablase dulcemente, ni siquiera, si por casualidad, estuviera con amigos. Constantemente ella tiene una cháchara inútil.

Los olímpicos, modelando a otra a partir del barro, entregaron al hombre lo imperfecto, pues una mujer tal nada conoce ni de lo bueno ni de lo malo. Tan solo sabe comer como único acto. Ni si una divinidad crease un crudo invierno, tiritando de frío arrastraría su silla más cerca del fuego.

A otra del mar la creó,la cual tiene un comportamiento doble en su inteligencia. Unas veces se ríe y está contenta. Un extranjero viéndola diría “ no existe otra mujer mejor que ésta entre todos los mortales". Y al otro día es inaguantable. Ni mirarla a los ojos, ni acercarsele. Enloquece, de repente, entonces irritable como una perra alrededor de sus cachorros, amarga y sin sentimientos para nadie se torna igual para los amigos y los enemigos. Como el mar a menudo está calmo sin temblores, gran alegría para los navegantes, en la estación del verano, y a menudo, se enfurece exacerbándose con olas de profundas resonancias. La mujer de tal clase se parece a al mar en cuanto a su forma de ser, porque el mar posee una naturaleza de doble talante.

La sexta surgida de una burra gris y castigada, la que no solo con la necesidad sino también por las amenazas que recibe trabajosamente acepta en verdad todo y trabaja gustosamente. Y entre tanto , por un lado come en un rincón a la noche , y se la pasa junto al hogar durante el día, del mismo modo acepta a cualquiera que llega para la relación erótica.

La séptima nacida a partir de la comadreja estirpe desgraciada y triste, pues ella no tiene nada bello , ni deseable , nada agradable , ni digno de ser amado. Esta loca por la cama, y le da náuseas hasta a su marido cuando está presente. Robando hace mucho daño a los vecinos y con frecuencia devora las presas consagradas al sacrificio.

En cuanto a la octava, bella yegua de largas sus crines, evita los trabajos esclavos y la miseria, ni tocaría la piedra del molino ni levantaría un cedazo, ni arrojaría la mugre fuera de la casas, ni se sentaría al lado del horno evitando el oyín. La necesidad hace al hombre su amante. Lava su suciedad todos los días, unas veces dos, otras veces tres y se unge con perfumes, siempre lleva el pelo bien peinado, abundante, coloreado con flores. Bello espectáculo, por cierto, una mujer tal para los otros, para el que la tiene se torna una desgracia; a no ser que alguien que sea un politico o un rey, cualquiera que vanaglorie su alma por tales rasgos.

A la novena, Zeus la envió a los hombres, decididamente como el mal más grande, mona de rostro vergonzoso. Una mujer tal va a través de la ciudad como burla para los mortales todos. Apenas se mueve de cuello corto, sin rabo y de miembros esqueléticos. Oh, desgraciado hombre quien estreche entre sus brazos tal mal. Por cierto conoce todos los proyectos y las artimañas como la mona que es y no le importa la burla. No hace bien a nadie sino que analiza y trama cosas a lo largo de todo el día como poder hacer un mal grandísimo a alguien.

A la décima de una abeja alguien es feliz consiguiéndola. Pues a ella sola la murmuración no se le acerca y gracias a ella florece y crece la vida, y ella amante va envejeciendo junto a su esposo amante, habiendo engendrado una familia bella y de buen nombre. Por un lado, es también distinguida entre las mujeres todas. Por otro, nosotros la rodeamos cual gracia divina. Ni le agrada estar sentada entre las mujeres donde cuentan historias amorosas. Mujeres tales a los hombres Zeus obsequia como gracia , las mejores y las mas discretas. Y las otras especies estas existen todas junto a los hombres por engaño de Zeus. Pues Zeus creó este enorme mal, las mujeres. Y aunque parecen ayudar, ciertamente ocurre al que la posee un mayor mal. Nunca marcha todo el día contento quien con una mujer está, ni rechazaría rápidamente al hambre de la casa que convive como enemigo, divinidad funesta. Cada vez que un hombre crea estar de buen talante por la casa, la moira de un Dios o por la gracia de un hombre, se arma ella para el combate encontrando una fechoría. Pues en donde hay una mujer ni siquiera los hombres recibirían benévolamente al extranjero que llega de improviso a la casa , y lo cree ciertamente prudente en gran medida, ella precisamente corrompe todo. Pues boquiabierto el hombre, los vecinos se divierten viéndolo tambien como se equivoca. Y cada uno alabará a la mujer recordando la suya propia , pero se burlará de la del otro. No tenemos conciencia de tener la misma moira. Pues Zeus creó esto como un gran mal y lo hizo una cadena indestructible de eslabones a partir de que el Hades recibió a los que pelean a causa de la mujer.

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