sábado, 25 de abril de 2009
Catulo 72
En otro momento decías, Lesbia, que sólo admitías a Catulo y que ni a Júpiter querrías tener en vez de mí. Entonces me enamoré de vos no como el vulgo desea a su amante, sino como un padre ama a sus hijos y a su linaje. Ahora sé quién sos. Por eso, aunque ardo vivamente, me sos mucho más vil y traidora. Me preguntás cómo es posible. Porque una injusticia tal obliga a desear más pero a apreciar menos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario